Espacio Publicitario



DXT Obera / junio 20, 2020

Si hay algo que caracteriza a Juan Martín Del Potro,​ es el poder de resiliencia. Sin embargo, la última lesión que padeció fue más complicada que las anteriores y todavía no le encontró la solución definitiva. Hace exactamente 365 días, la Torre de Tandil ingresó por última vez a una cancha de tenis para disputar un partido de manera profesional. Y si bien en aquella ocasión derrotó a Denis Shapovalov por 7-5 y 6-4 en su debut en el ATP 500 de Queen’s, sufrió una caída sobre el césped de la pista principal que le provocó una fractura en la rótula de su rodilla derecha.

La gira sobre hierba suele provocar diferentes molestias físicas a casi todos los tenistas. La capacidad para aclimatarse a jugar unas pocas semanas en un terreno con un pique de pelota más rápido y a veces irregular produce dolores de cabeza, tanto en la parte técnica como en el aspecto corporal. Desafortunadamente, Delpo se tropezó cuando fue a buscar un dropshot por parte de su rival a unos games de finalizar el encuentro. Más allá de eso y de las muecas de dolor, ganó el duelo y llevó tranquilidad a todos sus fanáticos.

No obstante, el daño ya estaba hecho y horas más tarde una resonancia magnética lo obligaría a retirarse del certamen. Vale señalar que había padecido un golpe en esa misma zona unos meses atrás, cuando hizo un mal movimiento en su cotejo de semifinales del Masters 1000 de Shanghai ante Borna Coric. Lamentablemente, no corrió la misma suerte en Londres.

Del Potro tuvo que pasar nuevamente por el quirófano. Y en esta ocasión, decidió hacerlo rápidamente en la clínica de Ángel Ruiz Cotorro, quien atiende a Rafa Nadal. La recuperación la empezó a hacer con la vigilancia del Jorge Batista, el médico del plantel profesional de Boca. Sin embargo, el calvario no terminó.

Más allá de las dolencias, Del Potro buscó medirse en una exhibición en Argentina con Roger Federer​ pero debió bajarse porque la rodilla no se lo permitióAsí volvió a pasar por el quirófano, en esta caso en Miami, bajo la supervisión del doctor Lee Kaplan, un especialista en medicina deportiva.

El tandilense, igual, aún sueña con retornar. “Jugué tantos años con dolor de muñeca que si tengo que jugar un poco más con dolor de rodilla para cerrar un ciclo como me gusta, hago el esfuerzo“, señaló días atrás en una charla con ESPN FC Show. Y agregó: “Mi papá y mi mamá no me vieron nunca en vivo en un gran torneo. Es algo que a mí no me deja estar tranquilo, no me deja bajar los brazos. Me hace decir ‘yo tengo que volver a jugar'”.

  1. Fuente: Diario Olé


Categoría:




Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

ip-whatsapp
Inicio Buscar